Disfunción orgásmica:
Llamamos disfunción orgásmica (también anorgasmia) a la ausencia o retraso persistente (no esporádico) del orgasmo, pero ¡muy importante! tras una fase de excitación sexual normal, pues si uno no experimenta excitación, lo normal es que no se desencadene el orgasmo.
Esta disfunción puede darse tanto en hombres como en mujeres, aunque en hombres es más común la eyaculación precoz o la retardada/ausente, también disfunciones de la fase de orgasmo que más adelante trataremos.
Existen muchos mitos creados alrededor del orgasmo y la ausencia de éste, así como las condiciones en que se debe presentar. Por ejemplo, se había diferenciado entre orgasmo vaginal y clitorial, en mujeres, y posteriormente se ha podido comprobar que la sensación intensa de placer que desemboca en orgasmo proviene únicamente de la estimulación (directa o indirecta) del clítoris. Por eso la mayoría de mujeres alcanza el orgasmo con más facilidad en la masturbación (propia o por parte de la pareja), y no tan habitualmente durante el coito. Podríamos sugerir que si se desea experimentarlo durante esta situación quizá será necesario estimular el clítoris durante la penetración. Hay algunos/as que pretenden obtener un orgasmo en todas las relaciones sexuales que mantienen, cuando es sabido que muchas mujeres perfectamente normales en cuanto a sexualidad experimentan el orgasmo sólo en algunas ocasiones de su actividad sexual, aunque el sexo sea para ellas gratificante y placentero. No debemos, pues, fijarnos objetivos tan ambiciosos como el llegar al orgasmo siempre. Aún más, cuando se descubrió la capacidad multiorgásmica de algunas mujeres, muchos/as creyeron que todas pueden y deben perseguir el objetivo de experimentar diversos orgasmos seguidos, cuando lo único que crea esta expectativa es fracaso y decepción.
Pero el peor de los mitos o errores que comenten algunas personas es el de creer que se padece una disfunción orgásmica tras un período u ocasiones esporádicas en que nos ha sido difícil o imposible obtener un orgasmo. Muchas veces el problema estará seguramente en la fase anterior, o sea la fase de excitación, que no fue óptima o adecuada (porque teníamos prisa, no estábamos concentrados, padecíamos algún dolor, estábamos inquietos...). Así que tendremos que poner atención y procurar que esta fase sea de lo más agradable y eficaz, preparando el terreno con juegos y artículos eróticos para procurarnos placer.
Por último, una pincelada sobre el tratamiento que aplicamos los terapeutas sexuales en estos casos: suele consistir en entrenamiento en automasturbación y/o diversas indicaciones para la actividad sexual, puesto que este trastorno no es irreversible!