José Mercé, “Primavera” del disco Del amanecer
Los antiguos maestros Taoístas observaron los movimientos de la naturaleza durante sus meditaciones, y observaron que el movimiento de esta dimensión están marcados por ciclos: día – noche, lunas llena, menguante, nueva, creciente, estaciones otoño, invierno, primavera verano; y a partir de estas observaciones entendieron que si el ser humano guarda, sigue y respeta estos ciclos su existencia puede liberarse parte el sufrimiento inherente a la condición del ser y así lo expresa Lao Tse en el Antiguo poema Tao Te King:
“Retornar al principio, he ahí el movimiento del Tao.
La debilidad, he ahí lo propio del Tao.
Las cosas del mundo nacen del ser;
El ser nace del no-ser”
Así al día, inexorablemente acaece la noche, después de llenarse la luna al paso de siete días esta menguara, así al terminar el invierno la primavera llegara. Y como todo se comporta cíclicamente, los seres humanos nos vemos irremediablemente afectados por esos cambios, de tal modo que estos ciclos también afectan nuestra sexualidad, por ejemplo la luna y el ciclo menstrual se utilizaron como calendario midiendo el tiempo en 13 lunas hasta la aparición del calendario gregoriano que impuso un calendario de 12 meses, la luna y el cuerpo de una mujer se comportan de forma similar y los cambios hormonales actúan en periodos de aproximadamente siete días y la mayoría de las mujeres tenemos 13 periodos y no doce.
Y resulta que la baja de la líbido que probablemente has experimentado durante el invierno está íntimamente ligada a la naturaleza del invierno que es un tiempo en el que la tierra se recoge, el frío hace que las cosas se contraigan y no haya movimiento, pocas plantas crecen, los campos duermen, algunos animales se retiran a hibernar, los días son más cortos y las noches largas invitan a descansar.
Y como reza la sabiduría popular aquí y en la China se sabe que “La primavera la sangre altera” y nuestro si nuestro cuerpo se comporta igual que la tierra es tiempo de crecer, de salir de la oscuridad, de ponernos colores vivos y brillantes como las flores, el frío se va y podemos enseñar otra vez el cuerpo, nos dan ganas de salir y estar al sol y como las semillas salir de la tierra dormida y expandirnos,
Posiblemente notarás que de pronto empiezas a “tener más ganas” y estás “más disponible”, las mantas y edredones en la cama ya no te impedirán hacer piruetas, los pijamas de franela tan “matapasiones” podrán ir al armario y sentir la piel en directo, te levantarás un domingo con el canto de las golondrinas y las fresas se convertirán en el postre ideal de un menú afrodisiaco.
Ojalá que la primavera que lleves en la sangre tenga destinatario.
Ixchel Francodíaz
Conductora de Talleres de Sexualidad