Nuevo artículo - Disfunción erectil -


Disfunción eréctil (impotencia):
Mucho se ha hablado y se habla de la impotencia sexual masculina, achacándose la misma a factores tan diversos como la edad o el alcoholismo. Son muchos, pues, los factores que inciden en su aparición y mantenimiento.
De hecho, muy pocos son los casos de impotencia primaria, es decir, que de siempre el miembro viril haya reaccionado sin erección a los estímulos sexuales. El terapeuta explora si, por ejemplo, se han dado en alguna ocasión erecciones espontáneas nocturnas o matinales, pues esto indicaría que el reflejo existe, que no existe lesión neurológica, y que por tanto parece que son otros los factores decisivos en la ausencia de erección.
La aparición de disfunción eréctil suele responder a un esquema bastante estereotipado. Pongamos por ejemplo el caso de Francisco, que una noche experimenta cierta dificultad para llevar a cabo una relación sexual, debido a una insuficiente o incluso inexistente calidad de su erección. Seguramente ese día había ingerido alcohol o estaba demasiado nervioso por satisfacer a su pareja sexual. Imaginemos que este episodio totalmente aislado le creará una gran frustración en el momento (por no poder llevar a cabo sus expectativas), así como un grado notable de inseguridad ante la posible aparición del mismo problema en otras ocasiones. Así, cuando intente mantener relaciones sexuales con su pareja (habitual, si la tiene, o esporádica) seguramente no atenderá con el habitual interés a los estímulos eróticos de su pareja cuando se esté  desarrollando la erección  (fase de excitación) porque estará pendiente de comprobar si su erección es de calidad o no, y preocupado por si la podrá mantener o no. De este modo, la ansiedad y la autoobservación jugarán un papel decisivamente negativo en su respuesta sexual (erección), puesto que no le permitirán concentrarse, relajarse, erotizarse ni actuar libremente.
Lo más importante cuando aparecen dificultades en el mantenimiento o aparición de la erección será, pues, mantener la calma, atribuirlo a causas pasajeras y no caer en la autoobservación durante el acto sexual. También será decisivo centrarse en los estímulos eróticos o quizá incluir novedades para desviar la atención (adquirir juegos, lencería, geles…). Por supuesto, la ayuda decisiva la proporcionará el/la profesional sexólogo/a, quien posee las técnicas adecuadas para detener esta disfunción.
De hecho, esta problemática es de las más fáciles de resolver, pues la técnica que suele utilizarse es muy sencilla de aplicar. Se trata del método de parada-arranque, por el cual se comprueba que la erección vuelve a aparecer después de desaparecer, y que fomenta la atención hacia las sensaciones placenteras y los estímulos eróticos provenientes de la pareja, descentrando la atención sobre la calidad de la erección.