Punto G

En Alemania, en los años 40, un obstetra y ginecólogo llamado Ernst  Grafenburg proclamó haber descubierto una nueva zona interna que producía sensaciones eróticas en las mujeres. Esto provocó gran controversia y todavía hoy se especula sobre el tema del punto G.

Parece que no hay duda de la existencia de un área oculta, al menos en algunos hombres y mujeres, que cuando es estimulada produce el orgasmo y una intensa excitación.

En las mujeres, esta zona se conoce como el punto G y en los hombres se identifica con la próstata.  Mientras fisiológicamente es indiscutible que los hombres tienen una próstata, la medicina no ha tenido éxito en encontrar el punto G en el cuerpo de la mujer. Éste es como un pequeño racimo de terminaciones nerviosas, glándulas y vasos sanguíneos, situado alrededor de la uretra o trato urinario. Esta zona no puede detectarse si no hay excitación y sólo es notable durante la estimulación vaginal profunda. Parece que su función no es otra que la de proporcionar placer y experimentar, durante el orgasmo, la "eyaculación" de un líquido claro similar al semen.

La forma más sencilla de encontrar el punto G es en posición sentada, pues al tumbarse desaparece. A medida que se estimula, el punto comienza a dilatarse y se siente como un frijol entre los dedos. Las contracciones placenteras pueden extenderse  a través del útero y la mujer puede alcanzar un orgasmo profundo que experimentará de forma diferente al orgasmo en el clítoris. En ocasiones aparece un líquido eyaculado de la uretra que, aunque lo parezca, no es orina. Esta experiencia será más efectiva si la mujer es estimulada por la pareja, pues se alcanza el punto G con más facilidad.

El punto G masculino ha sido identificado, pues, con la próstata y está también situado alrededor de la uretra en el cuello de la vejiga. La función orgánica de la próstata es la de ayudar a producir el líquido que transporta al esperma. La estimulación de la próstata puede desembocar en un orgasmo extremadamente intenso durante el cual se eyacula en gran cantidad.
Es muy difícil para un hombre encontrar su punto G, ya que la única forma es a través del tacto del ano, que no presenta lubricación natural, por lo cual se requieren productos específicos para la ocasión. La pareja colocará un dedo suavemente en el ano para tocar a continuación la pared frontal del recto hasta encontrar la próstata. Se procede a masajearla y el hombre conseguirá una erección y un orgasmo sin siquiera tocar su pene.

Algunos expertos creen que posiblemente el punto G sólo exista en algunas mujeres, otros no contemplan su existencia y algunos más defienden que no hay que tomarlo como un reto sexual ni obsesionarse con ello o presionar a la pareja, pues no se han comprobado aún sus características.